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El cartel de la Semana Santa logroñesa se ha visto envuelto en la polémica. Esta vez no ha sido la imagen el motivo que ha ocasionado la polémica, sino la selección de los protagonistas que ilustran el lienzo firmado por Luis Burgos. Según se explicó en la presentación, el cuadro se centra en cuatro cofrades de Logroño que miran al retratista con semblante sereno con la capital riojana como escenario mudo. Hasta ahí, ni una queja.
La tensión surgió el mismo día del descubrimiento del cuadro. En él aparecen cuatro personajes retratados, tres ataviados con vestimentas de tres cofradías de Logroño y una mujer enlutada como las acompañantes del duelo por la muerte de Cristo. Pues bien, el segundo figurante del lienzo, con el explícito rostro del secretario de la Hermandad de Cofradías de Logroño, Luis Ignacio Arruti, posa vestido con el hábito de La Flagelación de Jesús, un llamativo y reconocible atuendo en color grana y dorado, cuando esta persona no es cofrade de esta formación sino de otra.
Y es esa confusión la que ha generado cierto malestar en la cofradía con sede en la iglesia de Santa Teresita. Ya el mismo miércoles, la junta de gobierno de la formación pidió explicaciones de por qué un representante de otra formación portaba un hábito que no le correspondía, habiendo en las filas de La Flagelación hasta 450 miembros en activo.
Sin ánimo de ahondar en la crisis, lo que sí declaraba Adrián Inchausti, de la junta de gobierno de la cofradía de La Flagelación, es la sensación agridulce, «de desafortunada sorpresa», que manifestaron varios cofrades al comprobar la presencia de su formación con un rostro ajeno al grupo y que mereció un comunicado público este jueves mismo. «Nos ha desconcertado lo sucedido», apuntaba a este periódico este cofrade, que rechazaba el eco suscitado en redes sociales: «Se está generando un ruido innecesario, con burlas y memes». Asimismo, y aunque no atribuía mala intención a la situación, Inchausti sí tildaba de «falta de tacto» lo acontecido, habida cuenta de que el uso del hábito cofrade está regulado en los estatutos de estas agrupaciones y una utilización distinta del fin religioso requiere la autorización o aprobación expresa de la junta de gobierno de la cofradía.
Preguntado por este malestar, el director del Secretariado Diocesano de Hermandades y Cofradías, Fermín Labarga, admitía conocer las quejas de La Flagelación y haber explicado a la hermana mayor de la cofradía que la composición del cuadro obedecía a motivos meramente artísticos, «para equilibrarlo cromáticamente», y que el lienzo «no es una fotografía sino una composición artística, en la que al autor se le concede libertad de creación, licencia artística». Es más, Labarga subrayaba este jueves que «primero se eligió al modelo y luego se le 'vistió' con la vestimenta que mejor cuadraba», en alusión a que Arruti luzca la túnica de La Flagelación en lugar de la de su cofradía.
En el mismo sentido se pronunciaba el propio artista, que aseguraba que la controversia le había cogido «en fuera de juego». «Lo último que queríamos era crear una polémica, elegimos ese hábito cofrade para cuadrar el equilibrio cromático, no teníamos ninguna pretensión salvo la de crear una familia que representara a todas las cofradías de Logroño», detallaba sorprendido el pintor.
¿Y el protagonista del lienzo? Pues esa misma idea transmitía Luis Ignacio Arruti, que dejaba en manos de Luis Burgos –«es parte de la libertad artística del autor», destacaba– la decisión de retratarlo como cofrade de La Flagelación. Y restaba importancia a la polémica porque «el cartel de Semana Santa siempre genera sorpresa».
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