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V. DUCRÓS
Sábado, 20 de mayo 2023, 02:00
En los tiempos que corren –con pandemia incluida–, que un establecimiento hostelero cumpla diez años ya es todo un hito. Hace una década cuatro amigos decidieron convertirse en socios y abrir un concepto nuevo en una de las calles más emblemáticas de Logroño, la Laurel. En una esquina histórica, donde durante muchos años estuvo ubicada la tienda Rima de la familia Ribé, adaptaron el edificio para acercar a los logroñeses una propuesta innovadora y valiente, La Tavina.
De esos cuatro socios hoy solo continúa José Luis Pancorbo, para quien este aniversario «tiene una carga de emotividad adicional» y más después de haber sufrido los embistes de una pandemia que sintió incapaz de superar.
La Tavina nació de la inquietud de esos cuatro amigos que, sentados en una mesa, estaban convencidos de que a la Laurel «le faltaba algo». Y en esa lluvia de ideas, vieron que esta mítica calle carecía de una vinoteca. «Y se nos fue de las manos», ironiza José Luis Pancorbo. Porque lo que empezó con «a la Laurel le falta una vinoteca» acabó en «una vinoteca, un ciclo de catas ambicioso, un bar con un punto más de modernidad, pero muy vinculado a la tradición, y un comedor en planta superior».
Y, paradójicamente, la vinoteca, que cuenta con más de 400 referencias de vino, no solo de Rioja, sino de otros muchos lugares del mundo, es lo que pasa más desapercibido.
«Hace diez años apostamos por hacer algo que en aquel momento no había ni en la Laurel ni en Logroño. Apostamos por que el vino tuviera una mayor presencia en el bar, con programaciones de catas que hoy todo el mundo hace, pero antes no», apunta. La Tavina fue pionera en organizar ciclos de catas que mantienen hoy en día durante casi todo el año. «Descubrimos al público vinos diferentes de la mano de enólogos».
Abrir este establecimiento fue «un riesgo», pero diez años después «estoy contento con lo conseguido, porque es un modelo que se ha ido explorando en otros muchos locales que lo están haciendo también bien».
La Tavina, palabra que evoca al vino, a taberna y que parece un latinismo, «es un proyecto redondo que tratamos de mejorar día a día, pero dentro de este concepto. No hay mayor evolución». Si bien Pancorbo confiesa que está conectada a otros. «Sin ella, no hubiese habido ese Actual 2013 que organicé aquel año con la empresa Impar Eventos y, posiblemente, tampoco hubiese creado Muwi después». Ellos son deudores de La Tavina.
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