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Si no existieran viticultoras como Berta Valgañón en Rioja habría que importarlas. Ingeniera agrónoma, mamó el campo desde niña con su abuelo y con su padre, aunque laboralmente la vida le llevó por otros derroteros. Le tiraba la viña y, cuando su padre se planteó la jubilación como viticultor, dio un paso al frente puesto que temía que los centenarios viñedos familiares fueran víctima del arranque por la inercia del productivismo.
Corría el año 2016 cuando Berta rehabilitó el antiguo calado de familiar de Cuzcurrita –la tradición vinícola se había saltado una generación porque su padre se dedicó exclusivamente a la viticultura–:«Es más costoso elaborar físicamente en un calado, pero yo quería hacerlo ahí, en la bodega familiar», recuerda BertaValgañón. No lo ha tenido fácil, con una tremenda helada en su primera cosecha, varios siniestros por granizo en posteriores, una pandemia e incluso una de las mayores crisis de Rioja de toda su historia: «Aún así, estoy muy contenta –relata entre risas–, sigo aquí y, viendo como está ahora Rioja y el campo, creo que tomé una buena decisión».
Berta Valgañón cierra completamente el círculo: ella poda, cultiva y vendimia, elabora, incluso sin asesoría, hace enoturismo y ella comercializa: «Los vinos los he ido creando según he ido aprendiendo y evolucionando y la verdad es que creo que reflejan mi zona, mis viñedos e incluso mi forma de entender la vida».
La viticultora presenta el próximo jueves 16 (a las 20 horas en el hotel Gran Vía) para el club de catas de lomejordelvinoderioja.com (pinche aquí para asistir) su proyecto personal, con seis de sus vinos de producciones limitadas, limitadísimas en algún caso, de sus viñedos de Villaseca y Cellorigo, al abrigo de los Obarenes, la zona más fría y tardía de Rioja, de donde Berta obtiene vinos finos y de largo recorrido.
La cita Jueves 16 de mayo en el hotel Gran Vía a las 20 horas, con plazas para los primeros inscritos en Oferplan y lomejordelvinoderioja.com (20 euros) y dos invitaciones dobles para suscriptores de larioja.com ON+.
Los vinos de la cata Pretium Blanco 2020; Pretium Field Blend 2019 y 2017; Pretium Garnacha 2022; Berta Valgañón SelecciónNatural 2020 y Región I 2022.
La cata comenzará con Pretium Blanco 2020: «Es la nueva añada que voy a sacar ahora, de un vino de dos parcelitas de 100 y de 120 años, de cepas blancas que están entremezcladas entre las tintas en una misma parcela y con un 60% aproximado de viura, un 20% de malvasía y otro 20% de calagraño». Berta lo fermenta en barrica, lo pasa a roble francés un año y luego tres más en botella:«Es muy mineral y evoluciona muy bien en la botella. Como con todos mis vinos, hay que ser un poco paciente antes de sacarlos al mercado por la acidez natural de esta zona límite para la viticultura».
Pretium Field Blend Tinto 2019 es la nueva añada de este vino de una única parcela de 120 años: «Es una finca 'grande', 1,15 hectáreas para un viñedo tan viejo, y, aunque domina el tempranillo, lo que hago es vendimiar y vinificar a la vez todas las variedades que hay, que son muchas». El vino es pura elegancia, de los que se afina y se hace más delicado cada año que pasa. La viticultora rescatará además unas botellas de su primera añada 2017 de su reserva particular porque está agotada:«Me gustaría que la gente viera cómo evoluciona un Pretium y puede ser bonito con la primera añada, 2017, y la actual 2019».
Pretium Garnacha Viñedo Singular 2022 es otro regalo para las aficionados. Berta apenas obtiene 400 botellas de esta fanega y media más que centenaria: «Cuando le decía a mi padre de que quería dedicarme a esto, fue la primera parcela que me dejó trabajar:¡Anda pesada, a ver qué haces con esa parcela que no la quiere nadie!, me dijo...», recuerda entre risas. Y lo que hizo Berta fue un vinazo de escasísima producción y con la personalidad de una garnacha directa, que fermenta en barro sin tocar la madera y que poco tiene que ver con otros ejemplos varietales más cálidos y conocidos de Rioja.
Berta Valgañón Selección Natural Tinto es el vino que lleva su nombre: «Trabajo en ecológico, incluso con algunas prácticas biodinámicas y sobre todo la viticultura regenerativa. Este vino lo lancé cuando ya tenía lo que quería, un vino a mi estilo, de autora o como quiera llamarse, con tempranillo, garnacha y graciano de viñedos de más de 30 años».
Y, para terminar, Región I, un varietal de maturana tinta –cuyo nombre hace referencia a la integral térmica de Winkler y Amerine para las zonas más frías–. Procede de un viñedo que Berta plantó en 2017 y con el que la viticultora está muy satisfecha:«No sabía como iba a resultar la maturana en mi zona y estoy encantada, porque se me acomoda casi al ciclo del tempranillo y nos da un vino diferente, potente y frutal».
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