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Gregorio Pacheco Pacheco, el abuelo de Logroño, cumple hoy 105 años y lo hace con una salud envidiable y la memoria intacta. Caminante incansable, pasea cada día al menos tres kilómetros y disfruta viendo concursos culturales en la tele y rememorando su apasionante vida.
Su familia celebra dos veces su cumpleaños, porque realmente Gregorio nació el día 22 de noviembre, pero en el registro figura como nacido el día 24. La razón es que lo inscribieron dos días después porque había nacido en unas condiciones que no garantizaban la viabilidad de 24 horas. Era prematuro, lo sacaron del vientre materno con los forces de aquella época y con un brazo roto, así que el médico les recomendó que no se molestaran en inscribirlo porque no iba a pasar de esa noche. «Y la criaturita ya va por 105 años», dice orgulloso su nieto David, que nos cuenta la vida de este soriano de nacimiento y riojano de adopción.
«Su historia es la de cualquier otro que hubiera llegado a esa edad y que le haya tocado vivir los tiempos que vivió», afirma su nieto. Nació el 22 de noviembre de 1919 en La Seca, un pueblecito muy pequeño de la provincia de Soria, en el seno de una familia de agricultores. El sexto de siete hermanos, su vida transcurrió entre la escuela y las tareas del campo ayudando a su familia. «Fue creciendo, llegó la guerra y aunque no tuvo que ir porque eran siete hermanos, sí que le tocó en la mili en la segunda fila, ya que el frente de batalla estaban a pocos kilómetros«.
De aquella época en la que Gregorio tenía en torno a 18-20 años recuerda mil historias que cuenta a sus hijos y nietos, ya que tiene una memoria prodigiosa. Explica David que primero estuvo en Zaragoza en carros de combate y posteriormente lo destinaron a la zona norte de África: Melilla, Tetuán, Nador... «Aún recuerda el nombre y los apellidos de los mandos y lo bien que se lo pasó, dentro de lo bien que se podía pasar en aquella época».
Como cualquier chico de su edad que se ve obligado a vivir una guerra, las anécdotas que comparte con su familia son innumerables. «Tuvo varias aventuras e incluso un incidente con una bomba que le estalló», cuenta David, que añade que su abuelo estaba en Aviación y aún se sabe todos los modelos de avión. «Siempre le gusta recalcar que estuvo en la escuadrilla de García Morato, del que tiene muy buen recuerdo porque afirma que se preocupaba por los soldados».
Tras licenciarse, trabajó en Madrid como ordenanza en el Banco Español de Crédito y, en su empeño de volver a casa, le trasladaron a Logroño, la sucursal posible más cercana a su pueblo. Como tenía un primo en Tricio, en unas fiestas de San Bartolomé conoció y se enamoró de la que luego sería su mujer. «Había días que por ver a mi abuela salía de casa temprano, iba a Soria, subía por Piqueras, llegaba a Logroño y luego a Tricio. Se hacía un día 286 kilómetros con una bicicleta de que te dice hasta la marca: Torrot». La pareja se casó en Tricio y se estableció en Logroño, donde Gregorio trabajó como empleado de banca. «Aquí tuvieron a dos hijos: mi madre, que se llama Mari Carmen y mi tío, Gregorio, que es el pequeño».
Nuestro protagonista estuvo 40 años trabajando en el Banco Español de Crédito. «Comenzó en el 41 y se jubiló en el 81, que fue cuando nació mi hermano. Ese 14 de enero, entró por la puerta del banco y dijo: 'Gracias por todo, ya no vuelvo más y me dedico a pasear al nieto'». El matrimonio tuvo cuatro nietos y cinco bisnietos.
Cuenta David que por su mujer, su abuela Demetria Nalda, sentía auténtica devoción. «La suerte que tenemos con mi abuelo, que tiene una cabeza muy lúcida, no la tuvimos con ella, que sufrió Alzhéimer. La última época, que fue muy dura, iba en silla de ruedas y él la llevaba de paseo por la zona de la Universidad, que es donde vivimos, se tomaban un zumo de naranja en un bar... Le llamaba chiquitina».
Este año 2025 no ha sido bueno para Gregorio, ya que a principios de año se cayó y se rompió la cadera, pero «milagrosamente y afortunadamente ha salido adelante». Ahora camina al menos tres kilómetros cada día. «Hasta que no los hace no entra en casa. Tenemos un problema con eso. Incluso se enfada porque quiere salir temprano cuando hace frío, así que ahí está siempre con el tira y afloja con mi madre».
Su otra pasión son los concursos de la tele. «Despues de comer, no se pierde 'Saber y ganar' y por la tarde 'El Cazador'. Es lo único que ve en televisión».
La familia va a celebrar el cumpleaños todos juntos. «También han venido ya varios primos de Barcelona y de Soria para estar con él. Hicimos hace cinco años una comida todos por su 100 cumpleaños y parece que no ha pasado el tiempo porque en las fotos está prácticamente igual», asegura. Además de recordarlo todo, indica David que también está pendiente de los cumpleaños familiares. Tiene una cabeza privilegiada. No os lo podéis imaginar».
Desde aquí deseamos a Gregorio un muy feliz cumpleaños y que su familia pueda disfrutar de una persona tan especial por muchos años más.
Hace poco más de un mes, Gregorio Pacheco conversó con Yolanda Pérez, de TVR, durante un agradable paseo por su ruta habitual. En la charla, contó varias anécdotas de su interesante vida.
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