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No hay estadísticas oficiales, pero se estima que en Italia existen unas 35.000 bodegas, 31.000 en Francia y apenas 4.100 en España, cuando somos el país con más superficie de viñedo del mundo. La 'moderna' cultura vitivinícola, más allá de la tradición histórica de subsistencia y de cosecheros, entró de forma mucho más tardía en España –de por medio una guerra civil y una dictadura– y el desarrollo de la viticultura industrial convirtió al viticultor en una pieza clave para el aprovisionamiento de uvas, pero con acceso únicamente a la parte baja de la cadena. Es el eslabón más débil, aunque no sería justo dejar de reconocer también que dicho modelo dejó también notables, incluso sobresalientes, beneficios durante no pocos años.
Muchas de las bodegas de hoy en día, pequeñas, pero también medianas y alguna grande, nacieron de momentos críticos y, en estos momentos, el modelo de cultivar uvas para terceros está seriamente amenazado por la falta de rentabilidad.
La crisis ha pillado a los viticultores riojanos con una edad muy superior a anteriores momentos difíciles, con lo que cada día se estrecha más la 'autopista'. El relevo en el campo va a ser muy complicado, pero, afortunadamente, no son pocos los ejemplos de nuevas generaciones que, con proyectos nuevos o con relevos en los negocios familiares, asumen el timón hacia un mercado de más valor que pone nombre y apellidos a zonas, pueblos y viñedos.
Es una vuelta a las carreteras secundarias, al cultivo del viñedo y a la elaboración de vinos, al menos de una parte de la explotación vitícola para garantizar una rentabilidad que, probablemente también en las zonas donde sea posible, implicará una diversificación de cultivos.
Lo que ya es una realidad es que una generación muy bien formada está intentando dar el paso hacia la comercialización de sus propios vinos. Son los 'hijos de la crisis'.
En Rioja se habla de que hay 15.000 viticultores, cuando la cifra real es muy inferior (los 15.000 son titulares de cartilla, pero cultivadores reales son muchos menos) y de 600 bodegas, pero apenas son 400 las que venden sus vinos con marca propia y, aunque lamentablemente algunas caerán, otras, probablemente más pequeñas, nacerán.
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Cristina Cándido y Álex Sánchez
Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
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