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El sueño de una nueva vida convertido en muerte

Ximena Aguiño | | 6 de junio de 2008

El sueño de una nueva vida convertido en muerte

Ximena Aguiño fue asfixiada horas antes de que se certificase una separación acordada

Víctor Soto

Logroño

Lunes, 25 de noviembre 2024, 07:16

El 6 de junio de 2008 era el día marcado para poner fin a una relación que ya solo se sostenía por el hilo invisible de un pequeño de cinco años. Ximena, una joven colombiana de 27 años y trabajadora en McDonald's Logroño, y J. B. B. habían decidido separar sus caminos. Pero detrás de ese aparente consenso existía un abismo de horror que estalló la noche del 5 de junio.

El hombre, un camerunés que en aquellos momentos contaba con 33 años, pidió dinero a Ximena para marcharse de casa. Y recibió una contundente negativa que actuó como espita del rencor acumulado y del abismo que para él suponía la separación. Esa respuesta provocó que la esperanza de una nueva vida de Ximena se trocase en muerte en apenas unos minutos.

J. B. B. agarró a su pareja del cuello, la lanzó sobre la cama del domicilio que compartían en la logroñesa plaza de la Inmaculada y la inmovilizó. Valiéndose de la rabiosa fuerza de sus manos y de una almohada asfixió a Ximena hasta que falleció. J. B. B. cubrió el cadáver de la joven colombiana con un edredón y siguió, aparentemente, con la rutina. Al día siguiente, llevó al hijo de ambos al colegio y cerró la puerta con las llaves puestas. Sería la última vez que entraría en la casa.

El condenado por el crimen permanece en la prisión de Zuera, de la que saldrá el próximo 2 de junio tras cumplir su pena

La llamada de una vecina puso en alerta a la Policía Nacional que en la tarde de ese 6 de junio, el día marcado como el primero de una vida distinta, encontró el cadáver de Ximena y puso en marcha la investigación.

No tardaron los agentes en dar con la pista del presunto agresor. Horas después del mortal hallazgo, los responsables de una pensión de la capital ubicada a unos cientos de metros del domicilio familiar informaban a la Jefatura de un sórdido suceso: un hombre yacía en la cama de la habitación del hostal que había reservado horas antes con dos heridas de arma blanca en el pecho y con indicios de haber tomado una sustancia cáustica para suicidarse.

Era la pareja de Ximena, ya convertido en el asesino de Ximena. No fue capaz de darse la muerte con la que ya había condenado a su pareja y, tras una semana ingresado en el Hospital San Pedro, fue trasladado a la cárcel de Logroño a la espera de juicio. Quince meses después de su detención, J. B. B. se sentó en el banquillo de la Audiencia Provincial de Logroño. Allí, ante la acusación de la Asociación Clara Campoamor, reconoció los hechos y se llegó a un rápido acuerdo. En total, 17 años de cárcel por asesinato con las agravantes de alevosía y de parentesco (al entender la Audiencia que, pese a no estar casados, existía una relación afectiva similar entre acusado y víctima), además de la obligación de indemnizar a su hijo menor con una cantidad de 100.000 euros, dinero que no ha abonado.

A punto de cumplir condena

La familia de la víctima se hizo cargo del menor que, por sentencia judicial y a petición de Servicios Sociales, debía tener contacto con el progenitor una vez al año «preferentemente en fechas navideñas», aunque estos encuentros apenas se han producido.

Actualmente, J. B. B. pasa sus últimas noches de condena en la cárcel de Zuera (Zaragoza), de la que deberá salir el 2 de junio del próximo año, puesto que no ha recibido beneficios penitenciarios que acorten la pena. Ese día habrán pasado 17 años desde un asesinato que dejó una familia rota y un vacío con el que el hijo de Ximena Aguiño y sus seres queridos se han tenido que acostumbrar a vivir.

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